¿Llevas tiempo inmerso en tu nueva dieta y comienzas a padecer sobrepeso en el vegetarianismo? ¿Desconoces en qué te estás equivocando? Si es así, entonces, no te pierdas esta entrada y las siguientes. ¡Pon mucha atención! ¡Va por ti!
¿Recuerdas que en la entrada "Proteínas Vegetales: Lo primero" te anunciaba una futura bajada de peso acelerado recién adoptada la dieta vegetariana? ¿Ya lo has experimentado? Pues, sin comerlo ni beberlo, este dato se te ha quedado grabado a fuego en tu subconsciente.
Ahora que el proceso ha terminado y estás en tu peso ideal temes seguir adelgazando. Para contrarrestar este temor y solo por si acaso, comienzas a comer más de lo que tu cuerpo necesita. Tus platos rebosan comida. Incluso comes doble ración.
¿Recuerdas que en la entrada "Proteínas Vegetales: Lo primero" te anunciaba una futura bajada de peso acelerado recién adoptada la dieta vegetariana? ¿Ya lo has experimentado? Pues, sin comerlo ni beberlo, este dato se te ha quedado grabado a fuego en tu subconsciente.
Ahora que el proceso ha terminado y estás en tu peso ideal temes seguir adelgazando. Para contrarrestar este temor y solo por si acaso, comienzas a comer más de lo que tu cuerpo necesita. Tus platos rebosan comida. Incluso comes doble ración.
Este es uno de los factores que está provocando que engordes. Este y los que a continuación te detallo.
Has borrado de un plumazo carne, pescado, embutido, lácteos y más de un alimento basura y, sinceramente, no sabes muy bien aún con qué reemplazarlos.
Te aproximas al supermercado y descubres estupefacto que te sobran casi todas esas baldas repletas de variedad de alimentos. Descubres que de allí poco a nada vas a conseguir.
Entonces, te asalta la ansiedad y tu piloto automático de emergencia te lleva a pensar: ¿Qué demonios voy a comer a partir de ahora? ¿Conseguiré estar bien alimentado con la poca opción alimenticia que mi nueva vida me ofrece?¿Seguiré adelgazando hasta desaparecer? ¿Será correcta esta elección?
Ni la pereza natural propia del ser humano que siempre opta por el camino más fácil, ni nuestra dieta occidental te ayudan a encontrar alimentos saludables, ¿cierto?
Si al final optas por, por ejemplo una manzana, seguro piensas: "¡Esto no va a saciar mi hambre canina ni por asomo!". ¿Qué ocurre entonces? Vuelves a lo conocido, vuelves al supermercado. Allí te esperan esas maravillosas palmeritas de chocolate que te dan tanto la vida. También hay pizzas, pastas, arroz blanco, variedad de panes. ¡Estás salvado! Has encontrado variedad de alimentos de procedencia vegetal en tu supermercado.
Comienzas a detectarte un apetito insaciable. Incluso tienes más hambre que el resto de los mortales omnívoros conocidos. Llevas tanto tiempo acostumbrado a la pesadez de estómago que hasta puede que la estés echando de menos. Incluso piensas que si no la sientes es que no te estás alimentando lo suficiente.
Como una imagen vale más que mil palabras, aquí cuelgo esta foto de mis primeros años de andadura con esta dieta:
Estoy bien joven pero también muy, muy lozana, ¿verdad?
Mira ahora esta otra foto de este mismo verano del año 2016
Estoy doce o trece años más mayor pero mi silueta es mucho más estilizada sin lugar a dudas.
Con este testimonio te animo a que tengas paciencia. Con control y cuidado todo se consigue.
No te pierdas mi próxima entrada donde te escribiré unas pautas para que poco a poco vayas integrando los hábitos adecuados que irán conformando la senda de tu dieta vegetariana.
¡Hasta la próxima amig@! ¡Sé buen@...o no! Pero siempre recuerda que compartir es vivir...
REDUCCIÓN CONSIDERABLE DE TUS OPCIONES HABITUALES
Has borrado de un plumazo carne, pescado, embutido, lácteos y más de un alimento basura y, sinceramente, no sabes muy bien aún con qué reemplazarlos.
Te aproximas al supermercado y descubres estupefacto que te sobran casi todas esas baldas repletas de variedad de alimentos. Descubres que de allí poco a nada vas a conseguir.
Entonces, te asalta la ansiedad y tu piloto automático de emergencia te lleva a pensar: ¿Qué demonios voy a comer a partir de ahora? ¿Conseguiré estar bien alimentado con la poca opción alimenticia que mi nueva vida me ofrece?¿Seguiré adelgazando hasta desaparecer? ¿Será correcta esta elección?
FALTA DE HÁBITOS SALUDABLES
Ni la pereza natural propia del ser humano que siempre opta por el camino más fácil, ni nuestra dieta occidental te ayudan a encontrar alimentos saludables, ¿cierto?
Si al final optas por, por ejemplo una manzana, seguro piensas: "¡Esto no va a saciar mi hambre canina ni por asomo!". ¿Qué ocurre entonces? Vuelves a lo conocido, vuelves al supermercado. Allí te esperan esas maravillosas palmeritas de chocolate que te dan tanto la vida. También hay pizzas, pastas, arroz blanco, variedad de panes. ¡Estás salvado! Has encontrado variedad de alimentos de procedencia vegetal en tu supermercado.
INCREMENTO DE TU APETITO
Comienzas a detectarte un apetito insaciable. Incluso tienes más hambre que el resto de los mortales omnívoros conocidos. Llevas tanto tiempo acostumbrado a la pesadez de estómago que hasta puede que la estés echando de menos. Incluso piensas que si no la sientes es que no te estás alimentando lo suficiente.
MI TESTIMONIO
Como una imagen vale más que mil palabras, aquí cuelgo esta foto de mis primeros años de andadura con esta dieta:
Estoy bien joven pero también muy, muy lozana, ¿verdad?
Mira ahora esta otra foto de este mismo verano del año 2016
Estoy doce o trece años más mayor pero mi silueta es mucho más estilizada sin lugar a dudas.
Con este testimonio te animo a que tengas paciencia. Con control y cuidado todo se consigue.
¡Hasta la próxima amig@! ¡Sé buen@...o no! Pero siempre recuerda que compartir es vivir...
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